Adéntrate en los relatos inspirados en las ilustraciones de las cartas de Pokémon GO de JCC Pokémon

07 de julio de 2022

Adéntrate en los relatos inspirados en las ilustraciones de las cartas de Pokémon GO de JCC Pokémon

Desde capturar Magikarp hasta combatir contra Blissey, estos relatos nacen directamente de las cartas de la nueva expansión.

Si alguna vez has mirado una carta de JCC Pokémon y te has preguntado qué historias encierra, los relatos basados en las ilustraciones de las cartas de Pokémon GO de JCC Pokémon tienen la respuesta. Estas tres historias inspiradas en tres cartas de la expansión Pokémon GO de JCC Pokémon narran los encuentros de unos Entrenadores Pokémon con Mewtwo, Blissey y Magikarp. Sigue leyendo para descubrir más sobre estos encuentros.


Un inesperado encuentro con Mewtwo





El hombre caminaba entre los enormes edificios durante la hora del almuerzo cuando dio un suspiro al recordar todo el trabajo que tenía por delante: tareas que tenían que estar listas cuanto antes, tareas para el final del día y más tareas para mañana. Hacía años que formaba parte del Equipo Sabiduría y aspiraba con todas sus fuerzas a ser un Entrenador Pokémon, aunque no había librado un combate en bastante tiempo. De repente, vio aparecer un Pokémon en una de las grandes pantallas publicitarias digitales de la ciudad, y le sobrevino la nostalgia. La pantalla no tuvo ninguna consideración con sus recuerdos y pasó rápidamente al siguiente anuncio. Esta ciudad siempre iba con prisas. Los rascacielos no dejaban ver el cielo y el brillo de los neones resplandecía incluso por el día, diluyendo la frontera entre el día y la noche.


El hombre caminaba de vuelta hacia su oficina cuando sintió un escalofrío recorriendo su espalda. La temperatura no había cambiado. ¿Tan cansado estaba? Su desconcierto crecía y las personas a su alrededor también parecían confundidas.

"¿Qué es eso?".

"¡Está bajando!".

Entonces, por lo que escuchaba, intuyó que algo había aparecido y dirigió la vista hacia el lugar de donde venía el clamor. Al instante, descubrió una sombra descendiendo desde el cielo y la buscó con la mirada lentamente.

Ni me había percatado de lo despejado que está el cielo hoy. Este pensamiento alegre cruzó por su mente un momento antes de darse cuenta de lo que estaba ocurriendo. Lo que había sentido antes no era un escalofrío, sino presión. Y lo que había aparecido en el cielo era Mewtwo.


Había escuchado rumores sobre Mewtwo, un Pokémon cuyas habilidades de combate se habían llevado al límite. Al verlo en persona, sintió que emitía una especie de deseo primitivo de encontrar un gran rival. Su mirada confiada escaneó la multitud, buscando un Entrenador digno con el que combatir. La gente a su alrededor se encontraba entre la perplejidad de ver aparecer un Pokémon legendario y la necesidad de apuntarle con sus cámaras. El hombre también intentó tomar una foto, pero no podía moverse. Se había sentido superado por la estatura y majestuosidad del Pokémon. Y estaba frustrado consigo mismo por no ser lo suficientemente poderoso como para enfrentarse a tal fuerza, aunque no era una frustración demasiado molesta. Ese Pokémon era lo que había estado buscando durante mucho tiempo. Mewtwo fijó su mirada y avistó al hombre, que, aún petrificado, no apartó la vista. Tragó saliva y luego...

"Dame algo más de tiempo".

No lo dijo en voz alta. El hombre suplicó con sus ojos y Mewtwo lo volvió a mirar.

"Quiero volver a ser fuerte y desafiarte como es debido. Había olvidado esta sensación durante mucho tiempo y el verte me lo recordó. Así que, por favor...".

El hombre no podía mover un músculo, pero seguía sintiendo un fuego temerario en su pecho. Y la palabra temerario no describe del todo aquel sentimiento. No sabía si su ahogada súplica había alcanzado al hosco Pokémon, y menos si había aceptado su desafío. Pero ahora podía recordar con nitidez aquellos días en que acababa exhausto explorando para el Profesor Willow y Blanche, Líder de Equipo. Recordó cómo quedaba absorto con cualquier cosa relacionada con los Pokémon.

Tras un rato mirando a la multitud, Mewtwo debió inferir que no había nadie contra quien combatir y salió volando a una velocidad supersónica, tan rápido que nadie pudo ni imaginar cuán lejos llegaría.


Todo acabó en un instante. Más allá del murmullo final de la gente, no quedaba ni rastro de Mewtwo. La ciudad retomó su prisa de nuevo, como si la aparición del Pokémon legendario fuera otro anuncio más en la pantalla gigante. Pero el ardor que prendió dentro del hombre no se apagaba. Quería volver a combatir con Pokémon; quería volverse más fuerte. Mewtwo volvería buscando el poder y cuando ese momento llegara, quería ser un Entrenador Pokémon y un rival digno. El hombre se detuvo y miró al cielo. Incluso en esta ciudad de rascacielos, la inmensidad del cielo estaba siempre por encima de estos; sólo tenía que mirar hacia arriba. Encontrarse con un Pokémon tan poderoso y noble le había ayudado a darse cuenta de ello. Sintió que nunca más iba a quedar consumido por la ciudad y que iba a ser honesto consigo mismo. El hombre respiró hondo, dio un paso decidido sobre el asfalto y retomó su camino.




¡Atención! ¡Hacia el Muro de Blissey!





"Increíble, ¡ganaste tu primer Combate de Gimnasio!".

Podía sentir la sensación de triunfo creciendo dentro de mí mientras mis compañeros me rodeaban. Había estudiado a los Pokémon sin descanso para desafiar a los Gimnasios, y ese esfuerzo comenzaba a dar sus frutos... ¡Y yo sabía que iba a pasar! Cuanto más me felicitaban mis compañeros, más orgullo sentía ante mi éxito. Estaba en una nube y pensando en mantener la racha ganando más Combates de Gimnasio. Así que, con esa emoción, llevé al resto de mi equipo a una zona repleta de Gimnasios.

Si consigo derrotar dos Gimnasios seguidos, ¡seré la estrella de nuevo! Al menos eso era lo que estaba pensado... Porque el problema iba a ser el Pokémon al que debía enfrentarme. ¡Y ese Pokémon colocado sobre el Gimnasio de color rojo era Blissey! De todos los Pokémon posibles, tenía que ser un Blissey...

El sol brillaba tras él, y Blissey parecía estar mirándome con aires de superioridad. Pese a su estética rosa y adorable, exudaba dignidad, como si amenazara con no dejarse derrotar fácilmente, y eso iba consumiendo toda la confianza con la que yo había llegado hasta allí. Eso es lo que conocemos como "el Muro de Blissey".

Podía sentir las miradas de esperanza de mis compañeros clavadas en mí. Blissey tiene una cantidad elevada de PS y se dice que es el Pokémon perfecto para defender los Gimnasios. Voy a tener que elegir bien a mi equipo o el Ataque Especial de Blissey me derrotará. Si no consigo cumplir con las expectativas de mi equipo...

Espera, ¡hay otro Gimnasio en la misma calle! No tengo que combatir a la fuerza en este, ¡puedo ir a otro! Pero, cuando me di la vuelta para ver si encontraba otro, mi mente frenó en seco. Era otro Gimnasio del Equipo Valor con un Blissey.

Me quedé con la boca abierta, literalmente, al ver a ambos Blissey mirando hacia abajo y saludando con toda la cordialidad que les caracteriza.

No me queda otra, tengo que trazar un plan para derrotar a Blissey. Voy a necesitar un Pokémon con suficientes defensas como para aguantar los ataques de Blissey y sus PS. ¡Ese es Lucario!

Lucario podría resistir los ataques de Blissey y usar movimientos de tipo Lucha supereficaces, algo perfecto para enfrentarse a Blissey. Por suerte, tenía un Lucario en mi equipo que había eclosionado de un Huevo y que había evolucionado de Riolu hacía poco.

No tiene un gran nivel todavía, pero tendré cuidado al crear mi equipo. Debería poder sacar esto adelante. Voy a usar Pokémon con movimientos de tipo Lucha y haré que Lucario sea el atacante principal. Este es el equipo más fuerte que tengo para enfrentarme a Blissey en este Gimnasio.

Lucario salió de su Poké Ball y me miró con determinación, diciéndome con la mirada que estaba listo para combatir junto a mí. Vamos Lucario, ¡derrotemos a Blissey!


Blissey apareció en el centro del Estadio mientras yo me colocaba junto a Lucario. Se suponía que Lucario iba a resultar amenazante, aunque Blissey se mantenía inconmovible. Me imagino que es algo de esperar de un Pokémon que ha derrotado a cientos de Entrenadores para defender este Gimnasio. Francamente, mi corazón latía a mil por hora por los nervios que sentía, pero Lucario me miró y asintió, confirmándome que todo iba a salir bien.

En un abrir y cerrar de ojos, Lucario se lanzó al combate y acertó un golpe crítico. Blissey sólo se tambaleó un segundo y recuperó su postura al instante. Lucario esquivó el contraataque de Blissey por muy poco y acertó otro golpe. Pero todo lo que recibió fue una mirada burlona de Blissey que daba a entender que no era ni necesario esquivar los ataques de Lucario. Aun así, el daño debía estar acumulándose, aunque fuera poco a poco. Lucario no se rendía y siguió atacando.

Pero fue ahí cuando Blissey comenzó a brillar y vi que Lucario estaba cansándose.

"Es... ¡Brillo Mágico!".

Intenté decirle que lo esquivara, pero no lo hice con la suficiente rapidez y Lucario recibió el golpe.


Mis compañeros nos miraban a Lucario y a mí mientras salíamos cabizbajos del Gimnasio. No podía mirarlos a los ojos. Seguía mirando hacia abajo cuando me agarraron por los hombros y me llevaron junto al grupo.

"¡Vaya! ¡Ese Blissey es muy fuerte! Ni Lucario pudo derrotarlo. ¡Impresionante!".

"Diría que el Blissey del otro Gimnasio es igual de fuerte".

Me tomó por sorpresa. "Espera, ¿no están decepcionados?".

"¡Por supuesto que sí! ¡Por eso estamos pensando en un plan!".

"¡Un momento! Si combatir individualmente no funciona, ¿por qué no vamos todos juntos a combatir?".

"¡Sí! ¡Hagamos eso!".

Pensé que su expectativa era que derrotara por mi cuenta al Gimnasio. Pensé que tenía que hacerlo sin ayuda.

"¡Claro que no! ¡Somos un equipo!".

"Anda, vamos. ¡Hora de devolvérsela! Pintemos este Gimnasio del amarillo del Equipo Instinto".

"¡Vamos!".

Juntarnos de esta manera aumentó la moral del equipo. Blissey, ten cuidado, el mejor equipo de la ciudad llegó para derrotarte.




¡Gran captura! ¡Vamos, Magikarp!





El Profesor Willow nos informó esta mañana de una aparición masiva de Magikarp, por lo que fui a visitar el lago junto con uno de mis compañeros del Equipo Valor. Teníamos dudas de cómo sería una aparición masiva, pero no nos esperábamos ver tantos Magikarp fuera del agua aleteando bajo nuestros pies. Incluso, si nos acercábamos a ellos, todo lo que hacían era chapotear y no nos atacaban. Si había tantos en tierra, seguro que debía de haber muchísimos más dentro del lago.

"¡Cuidado! ¡Agáchate!".

"¿Qué?".

Me lancé al suelo rápidamente con las manos sobre mi cabeza mientras notaba que algo me pasaba por encima.

"¡Es un Pidgeotto!".

Con un movimiento magistral, el Pidgeotto se lanzó en picada hacia el agua y capturó a un Magikarp que estaba saliendo del lago y se fue volando con él. Los dos nos quedamos petrificados y sin saber qué decir al ver tal agilidad. No teníamos las de ganar contra un Pokémon que puede volar.

Como capturar un Magikarp del lago no iba a ser posible, cambiamos nuestro objetivo hacia los Magikarp que se encontraban en tierra firme.

"¿Por qué intentarán chapotear en tierra firme? Seguro que estarían más cómodos dentro del agua".

"Ah, escuché que los Magikarp son malos nadadores. Si hay una corriente fuerte,

se los lleva sin muchos problemas".

"¿Qué clase de Pokémon Pez es incapaz de nadar?". Pero esto mismo nos dio una gran oportunidad, pues, al haber tantos Magikarp en tierra firme, no teníamos que lanzarnos desde las alturas para capturarlos.

"Si los podemos hacer evolucionar a Gyarados, ¡seremos imparables! ¡Capturemos muchos y hagamos un equipo de Gyarados!".

Veamos, ¿cuál debería capturar? ¡El que está dando saltitos más cerca de mí se ve bien! Saqué una Poké Ball de mi mochila y respiré hondo. Esperé a que se dejara de mover y le lancé la Poké Ball. Tras el contacto, el Magikarp se vio arrastrado hacia dentro de la Poké Ball.

"¡Qué bien! ¡Me tengo que poner las pilas también!".

"Espera, si lanzas tantas Poké Balls al mismo tiempo...".

Puede que la repentina lluvia de Poké Balls asustara a los Magikarp, que comenzaron a aletear con más fuerza. La Poké Ball que yo acababa de lanzar recibió un coletazo y salió volando por los aires.

"¡Ay! ¡Estaba tan cerca!".

Mi Poké Ball se abrió al chocar contra el suelo y el Magikarp se escapó.

"Está bien, hay más opciones".

Lancé otra Poké Ball al Magikarp que se había escapado, pero ya debía de estar atento, porque no dudó en darle un golpazo a la nueva Poké Ball que se le aproximaba.

Parecía que una Poké Ball no iba a ser suficiente, así que saqué una Baya Latano de mi mochila y la tiré delante del Magikarp. Puede que la oliera, porque al momento se abalanzó sobre ella a una velocidad impresionante.

Perfecto, esta es mi oportunidad, ¡ahora que está distraído! Tomé otra Poké Ball. ¡Tenía todo listo para lanzarla cuando innumerables Magikarp salieron del lago atraídos por la Baya Latano!

"¿Pero qué...? ¡Están lloviendo Magikarp!".

"¡Salgamos de aquí!".


El Profesor Willow lanzó una carcajada cuando llegamos sin fuerzas y le contamos la historia. Había muchísimos Magikarp, pero sólo pudimos regresar con uno. El Magikarp dentro de la pecera movía sus aletas mientras nos miraba. Al saludarlo con la mano, diría con toda seguridad que me sonrió. Imagino que en algún punto aprendí a diferenciar a los Magikarp por sus rostros.

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